Archive for junio 2012

Clase de arqueología aplicada a la fotografía.

junio 24, 2012

En mi último día en una misteriosa ciudad mediterránea donde hay un partenón, y con unas cuantas fotos nuevas que sumar al proyecto que ahora me ocupa, medito acerca de cómo trabajan los arqueólogos.

Ya lo vi en Egipto hace años. Los arqueólogos tienen como objetivo final, cuando se trata de antiguas construcciones demolidas, el reconstruirlas. Para ello recogen todos los trozos, grandes o pequeños, que están en el área de influencia del yacimiento. Ponen todas las piezas de su puzzle 3D en algún lugar en el que puedan verlas todas. Luego las agrupan en función de criterios como el tamaño, color, el material, si tienen inscripciones, relieves, dibujos o lo que sea. Cualquier pista es buena para agrupar los pedazos de lo que se quiere reconstruir. Analizan restos de materia orgánica, bacterias, hongos, restos humanos, sedimentos de lluvia, erosión del viento, acumulaciones de hollín, y muchas otras cosas. Una vez que han hecho la catalogacíon de las piezas con todos los criterios científicos y racionales de los que son capaces, se enfrentan a la titánica tarea de tratar de juntar una piedrecita con la de al lado. Y para eso, una vez agotados los recursos tangibles, no les queda otro método que el siguiente: pasear durante temporadas indefinidas  -que pueden llegar a ser décadas- por entre las piezas, tratando de memorizarlas, o mejor dicho, de interiorizarlas profundamente y esperar que una infrecuente combinación de intuición, suerte, inspiración y muchos conocimientos acumulados, les lleve a conseguir poner en pie lo que ven desparramado por el suelo.

A menudo saben lo que están tratando de reconstruir, y cuando es así, lo tienen un poquito más fácil. Saben que es tal o tal templo, que debe tener tantas o tantas columnas, que lo normal es que tal inscripción vaya arriba o abajo, o cosas así. Suelen disponer de  información contextual o simplemente previamente conocida que les puede indicar más o menos por dónde ir. Pero al final, construir, lo que es construir, es el resultado de una casi mágica coincidencia de factores dispersos que en algunos momentos se alinean. Requiere de enorme paciencia, concentración  y fe en uno mismo.

Ya estamos con las metáforas y las parábolas. A ver cuál es la conexión con la fotografía.

Allá va.

A mí, y sé que no sólo a mí, me pasa lo mismo con los proyectos más interesantes. Con aquellas historias que tengo claramente asentadas en mi cabeza, pero cuya forma narrativa aún está en una nebulosa. Me pasa con esas historias que, o no me han contado antes, o que me las han contado de una manera poco convincente, por lo que quiero descubrir otro modo de hacerlo.

Primero, sé más o menos lo que quiero contar. Pero tengo que trabajar mucho para conseguir las piezas, que son las fotos. Hay que salir a por ellas. Al contrario que Fontcuberta, creo que no todo está en Flickr. Una vez que voy teniendo material, lo voy catalogando y tratando de hacer grupos. Finalmente acaba en copias de 10 x 15 en mi pared metálica con imanes y ahí se pasan meses. Cda vez que paso por delante miro y cavilo. Poco a poco algunas fotos van cayendo y otras permanecen. Después de haber hecho todas mis cábalas, aplico la lógica y el raciocinio hasta donde es posible y llegan mis conocimientos, pero hay un momento en el que me encuentro desvalido y con vértigo ante lo que sé de buena tinta que es algo en potencia, pero que hasta que no lo construya no es nada. Necesito encontrar la narrativa, buscar las piezas que encajan entre sí. Y no, no es aleatorio, porque en realidad las historias, todas las historias tienen una única mejor forma de contarse. Igual que el arqueólogo podría construir una caseta del perro con sus piezas, pero no se rinde hasta que no reconstruye el templo que se había propuesto, nosotros debemos aguantar, ser pacientes y estar seguros de que hemos encontrado la manera de contar nuestra historia. Si juntamos mal las piezas, puede que contemos algo, pero si no es la manera correcta, contaremos un chiste, algo falso, o en el mejor de los casos, una historia aburrida.

 

Churchill, Mao, y Brian Storm.

junio 18, 2012

Alrededor de 1910 Winston Churchill, por entonces primer Lord del Almirantazgo a pesar de su juventud, irrumpe en el parlamento inglés y propone sustituir toda la flota inglesa, por entonces propulsada con carbón, por una flota nueva de barcos propulsados por un nuevo descubrimiento que aún no estaba del todo difundido y no se conocía demasiado: el petróleo. El argumento para una propuesta tan radical era el siguiente: en el mar no hay armadura que valga. La única defensa es la velocidad, y con el petróleo se podía aumentar sensiblemente la velocidad media de los buques.
En el Reino unido hay mucho carbón y ni una gota de petróleo, así que no resultó fácil convencer al parlamento de gastar una auténtica fortuna para transformar de cabo a rabo la flota más poderosa del mundo de entonces.

Aún así, lo consiguió. Lo primero que hubo que hacer fue asegurarse el suministro para el futuro. Así nació la Anglo-Persian Oil Company, antecesora de BP. Durante la primera Guerra Mundial, Gran Bretaña, con la ayuda de Lawrence de Arabia instigó a las tribus árabes y persas contra el imperio otomano. Y no cuento más, porque todo lo que ha ido pasando desde entonces relacionado con el control del petróleo, ya nos lo sabemos todos. Y hasta hoy.

Cuando a Mao le preguntaron su opinión acerca de la Revolución francesa, contestó que era demasiado pronto para saberlo. Desde la óptica china, donde las planificaciones son a 50 años vista, es cierto. No es fácil saber a dónde nos llevarán las revoluciones, sobre todo las industriales.

Hoy me han retado a que comente la decisión de Media Storm de activar un sistema de pago para acceder a su magnífico contenido audiovisual. La verdad es que me parece demasiado pronto para saberlo. Y probablemente el año que viene todavía sea demasiado pronto. Y probablemente dentro de 5 años aún no esté claro.

Lo que es seguro es que estamos viviendo en nuestras carnes una revolución industrial comparable en transcendencia a la revolución del transporte con la invención del motor, primero de vapor y finalmente de petróleo. Lo que hoy estamos experimentando en el mundo de la comunicación es que internet está socavando toda la industria de tal manera que probablemente vamos a tardar más de una generación en empezar a comprenderlo. La crisis financiera que estamos viviendo también está relacionada con esto. Y esperad a que funcionen bien las impresoras 3D y el transporte de bienes deje de ser un negocio. Cuando en vez de comprar una pieza de repuesto, me descargue un zip y lo imprima en la tienda de al lado, se va a liar y muy gorda.

Hoy es posible no ir a la universidad y sin embargo adquirir desde casa, más conocimientos de los que tenía un ingeniero hace 50 años. El mundo de la comunicación en todas sus vertientes, periodística, de ficción, publicitaria y artística solía tener por lo menos dos piezas complementarias y fundamentales: los que producen contenidos y los que los distribuyen. Por ejemplo, los fotógrafos y los periódicos.

Lo que Media Strom está haciendo al darle precio a su contenido producido por ellos, es subvertir ese esquema obsloeto y pasar de ser una productora a ser una emisora. Es fácil ver que a partir del momento en que no necesitas un soporte ajeno para distribuir tu producto, el paso de productor a a emisor es simplemente una cuestión de voluntad empresarial y de confianza en tu contenido.

¿Pagará la gente 1,99$ por ver piezas audiovisuales o multimedias alojadas en la página de Mediastorm? Me imagino que Canal Plus se hizo la misma pregunta cuando nació. Pues dependerá del contenido.

Es posible que a partir del momento en que entras en una guerra de share necesites hacer que tu contenido sea más atractivo para un público más amplio, lo que inevitablemente lo lleve a tener que ser más accesible.

De momento el contenido de Media Storm es atractivo principalmente para los del gremio. Si quieren que la masa (subrayo masa) pague, van a tener que acortar las duraciones y que adoptar un lenguaje audiovisual más sofisticado, rico y cinematográfico. Los documentales de la 2 siempre han sido eso: documentales de la 2. Otra cosa es que su modelo de negocio no sea de masas y se marquen unos objetivos de crecimiento a escala humana. ¿Cuantos Ferraris quiere Brian Strom? La verdad es que creo y espero que pocos. Particularmente, estoy más que dispuesto a pagar el precio de un café por ver las mejores piezas audiovisuales y multimedias del mundo. Soy muy partidario, como espectador y por la cuenta que me trae.

De todos modos, lo dicho. Preguntadme dentro de 5 años por lo menos. Pero para entonces ya lo sabréis vosotros también.

El poder de un trailer. Otro descubrimiento.

junio 11, 2012

Mi alma está dividida. Mi viejo amor son y serán los libros; como diría el Cigala, los libros son «…el amor sincero, compañeros de mi vida, esposa y madre a la vez», mientras que los audiovisuales son mis amantes, «…el amor prohibido, complemento de mi alma, al que no renunciaré» .

Existe una manera de aunar las dos cosas? ¿cómo es posible hacer lo que realmente te gusta, y seguir jugando a lo que te divierte?

Últimamente he estado en LENS dando un taller de lenguaje y producción audiovisual y he estado trabajando con los alumnos el concepto de trailer, pero aplicado a los libros y proyectos fotográficos. Del mismo modo que una película necesita un trailer, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con los libros o las exposiciones? De alguna manera, deberíamos utilizar el lenguaje audiovisual, tan amigo de las redes sociales, para promocionar nuestras creaciones artísticas, ¿no?

Es un asunto en el que vengo pensando desde que descubrí el trailer del libro Black Passport de Stanley Greene, que de hecho es por lo menos tan bueno como el libro.

Si lo comparamos con el de Hell and Back Again de Danfung Dennis, es mucho más primitivo, pero seguramente más efectivo.

Para pedirle a los alumnos que hicieran una presentación de sus proyectos fotográficos en 30 segundos, hice yo primero el ejercicio, para ver si era posible y si era efectivo.

Y lo que he descubierto es que no sólo es posible y efectivo, sino que además es muy positivo para el proyecto en sí. Hacer un trailer de tu propio trabajo te obliga a resumirlo, y por lo tanto a sintetizar en muy poco tiempo la idea central del trabajo. Es la prueba definitiva para descubrir si tienes una idea, o sólo tienes un montón de fotos.
Además, si el trailer mola, se moverá por internet, y con un poco de suerte, funcionará como los anuncios de toda la vida: la gente conocerá tu producto y quizás hasta lo compre.

Ya véis, en mi afán de encontrar el lado positivo de la vida y salidas al nuevo sambenito de rescatados europeos, he encontrado esta otra manera de hacer que nuestra cusiosidad y ganas de jugar tenga un papel activo y positivo en nuestra actividad profesional.

Y sigo en ello. Y seguiré compartiendo.


									

Otro de quien aprender, y mucho.

junio 4, 2012

A menudo, cuando enseño en público mi pieza audiovisual sobre el nacimiento del campo de refugiados de Choucha, en Ras Ajdir, se abre el debate de si el tema está presentado de una manera que de alguna manera aligera la tragedia, por el uso de la música y el tratamiento casi de videoclip. Es un debate más que legítimo. Lo acepto, y aunque obviamente yo tengo ya tomado un partido, entiendo que son asuntos que se pueden cuestionar. También aclaro, siempre que hablo de webdocs, que estamos todos inmersos en un proceso de I + D y por lo tanto nada sobra y nada es ilegítimo. Entre todos vamos a encontrarle la medida a eso que aún llamamos torpemente los multimedia.

Más allá de eso, hoy os presento el trabajo de Marc Silver, a quien he descubierto precisamente a través de una pieza que ha hecho en el mismo campo de refugiados, varios meses después. Su estructura es la clásica de entrevista ilustrada, pero su fotografía, el montaje, el uso del sonido, los gráficos y la música hacen que esta pieza me guste muchísimo. El arranque es como un videoclip, lo que consigue que nos enganchemos y queramos seguir viendo. La primera frase que dice el entrevistado plantea un conflicto muy potente, que iremos analizando a lo largo de la pieza. Hay mucho rodado de noche, y eso es muy muy difícil. La calidad de la imagen es excelente. Pero no todo son valores visuales. La edición de la entrevista, la construcción de la narrativa es también muy clara. Explica en muy poco tiempo, y de manera muy certera, un problema tan extendido como poco comprendido, como es el estado de ánimo de los refugiados, de las personas que no pueden volver a sus países de origen.

Esta pieza me gusta porque habla de un tema que he visto y trabajado y porque cumple casi todo lo que predico cuando hablo de estas cosas.

Cuando digo que el futuro del reportaje está en los medios portátiles de pantalla, es decir smartphones y tabletas, me refiero a que este tipo de piezas son las que vamos a querer ver. De momento en España algunos periódicos están tirando de sus redactores reconvertidos en videorreporteros, que traen piezas a coste casi cero gracias a la cooperación de algunas ONGs, pero si quieren sobrevivir a la próxima década, harán bien en tomar nota de piezas como esta. O de la maravillosa serie Los Invisibles, para Amnesty International y con Gael García Bernal.