Turismo de guerra y otros sacrilegios.

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Esta semana ha salido en la prensa que hay en Siria un japonés, que harto ya de su monótona vida de camionero, se ha puesto un traje de camuflaje, se ha colgado sus cámaras de fotos y se ha ido de vacaciones a la guerra.

Este turista bélico, en una entrevista dice que es un tipo de lo más normal. Lo único es que hace años que no habla con sus hijas.

En su cuenta de Facebook se pueden ver algunas de sus fotos. El hombre no se priva de nada: cadáveres, piernas humanas sueltas, heridas supurantes… incluso aparece él mismo disparando.

Manu Brabo, que está por allí, me indica que no es el único. Que por lo visto en Siria en este momento hay más de un turista de la guerra. Manu está cabreado porque opina que estos individuos arriesgan sus vidas para poner fotos en Facebook y de alguna manera se entrometen en el trabajo de los verdaderos periodistas que están por allí.

Según Brabo, «esto se para cuando la noticia sea, en lugar de cómica, dramática. Lease : » Un japonés aburrido de su vida viaja a Aleppo y vuelve a Tokio en un cajón».

Walter Astrada dice «Al menos el tio es sincero. Dice que va de turista. Se quiere diferenciar de los periodistas. No como otros que van por lo mismo, la adrenalina y usan otros discursos.»

Para Samu Reales «Igual el objetivo del japonés es gastarse su dinero en vivir (no necesariamente más tiempo) como a él le da la gana. A mi me parece una lección»

Txema Salvans se pregunta si «no será un artista.»

Todas estos comentarios me parecen acertados. En mi opinión el tipo es un desequilibrado emocional que se juega la vida tontamente porque le da la real gana, hace con sus fotos lo que quiere, lo dice abiertamente, y quizás sin quererlo, protagoniza una especie de happening Fontcubertiano. Quizás todo termine cuando vuelva a Tokio en un cajón. Lo cierto es que los rebeldes y el ejército sirio, seguramente no lo distinguen de cualquier fotógrafo freelance que ande por ahí. En las guerras contemporáneas los espontáneos son más que los asalariados. Justa o injustamente, es así.

El caso es que todo este asunto me ha recordado el corto «Banal» que hizo hace unos años mi amigo David Planell, en el que un padre divorciado y su hija adolescente discuten porque ella no quiere ir al campamento de verano de la Franja de Gaza. Prefiere la Ruta de los Francotiradores, o una visita a Guantánamo. Una escena de pequeño conflicto familiar absolutamente anodina, si no fuera porque se ha sustituido el clásico veraneo en los Picos de Europa o Mallorca, por opciones de conflicto. Y lo hace sin darle importancia, haciendo como si nada. Muy interesante y premonitorio.

Pero no acaba ahí la cosa. Yo participé en eso corto. Hay una escena en la que la chica ojea unas viejas fotos de otros viajes de aventuras de conflictos que hicieron cuando aún su padre y su madre no estaban divorciados y yo me encargué de hacer esas fotocomposiciones. En el corto casi no se ven, (min. 3:57) pero yo me lo tomé muy en serio, y me lo curré para hacer aparecer a los protagonistas en situaciones en las que nunca estuvieron. Si tenéis en cuenta que los fondos son cada uno de su padre y de su madre, pero los personajes están fotografiados en un estudio todos el mismo día, no está nada mal. Tampoco os pongáis a encontrar errores, que ya se que los tienen, pero daos cuenta de que era para un corto y el presupuesto era limitado. Un gran ejercicio de fake, que visto ahora, adquiere una nueva dimensión, una nueva vuelta de tuerca: además del despropósito que supone ir a los conflictos con espíritu turístico, podríamos añadirle el descalabro moral absoluto que supondría hacerse unas fotos falsas con las que presumir de haber estado, pero sin haber ido. Todo un ejercicio de pérdida de valores morales humanos y periodísticos. El anatema, el sacrilegio supremo, la blasfemia inadmisible. La semilla de la duda una vez más. Una nueva evidencia de que la fotografía ya no es fiable. El apoteosis del archivo RAW como única prueba infalible de la verdad.

Al osado que se atreviera a tanto, le desterrarían de toda actividad documental para varias generaciones, pero posiblemente el gran Fontcuberta le nombrara Gran Maestre de la Orden del Creacionismo Evolutivo.

Quién sabe, a lo mejor en Japón hay hueco para ese negocio. ¿Quién dice que no se puede vivir de la fotografía?. Todo es buscar un nicho. Si no, que se lo pregunten al japonés.

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6 respuestas to “Turismo de guerra y otros sacrilegios.”

  1. JORDI ESCANDELL Says:

    Menudo nipón, todo un artista marcial. De todos modos, y será difícil de contestar objetivamente: ¿De verdad los foto-periodistas van a la guerra solo para contar la historia e intentar cambiar la situación? Muchos se recrean en su arte, casi todos compiten a fin de año en varios concursos para ver quien es el «mejor de la temporada».

    ¿Y de verdad lo mejor es poner la foto en un gran medio manipulado?¿No será mejor facebook, twitter o un blog? Desde luego cuando se añadan más freakys, -y solo dios sabrá cuantos habrá en Japón…;) -, se acabó este curro, que es muy importante pues sin el sabríamos menos de lo que sabemos.

    No creo que el Japo esté más loco que el periodista profesional, nadie sensato se juega la vida por 4 duros, ni por 10. La gente debe hacer esto por otras causas, y habrá escepciones, pero el altruismo no es la tónica común entre humanos. No recuerdo leer ni un comentario por las causas en la auto-biografía de Robert Capa. Y me sorprendió.

    Se que son comentarios con punta afilada, pero no intentan descalificar, ni ofender, solo aportar otra reflexión a la cual me han invitado las que he leído.

  2. Carles Mitjà Says:

    Curioso el caso del japonés, pero ya no me sorprende casi nada. Totalmente de acuerdo con el tono irónico de tus comentarios. Más nos vale aprender a convivir con este nuevo mundo que, si lo miramos con la suficiente perspectiva, tampoco nos es tan ajeno. Entre telenoticoas y teleseries, los temas con más audiencia de largo son los conflictos armados, las catástrofes y los actos criminales.

  3. Carlos Says:

    A la fotografía de conflictos parece que también le ha llegado su intrusismo laboral. Las fotos de Toshifumi Fujimoto no tendrán la calidad de las de los foto-periodistas, pero si ese toque ingenuo que las hace aún más reales (está pasando¡!). Además, tiene un aspecto imponente, como un actor de peliculas bélicas de Clint Eastwood, y a los milicianos se les ve felices con él.. Decía un famoso fotógrafo: «seamos aficionados; la fotografía es demasiado seria como para de dejarla en manos de los profesionales». También hay que agradecer a Toshifumi que no esté haciendo sus fotos con Instagram y se haya llevado buenas cámaras. Me gusta su osadía, su discurso me intriga. Le he pedido amistad en face pero sus solicitudes están saturadas. Si no vuelve a su país en caja de pino, sus minutos de gloria en las televisiones están asegurados. Hasta es posible que recupere su matrimonio y a sus hijas. No hay que olvidar que todo en esta vida se hace, en el fondo, por amor.

    ;)

  4. martin Says:

    En mi facebook tengo muchos fotoreporteros freelance que estan en Siria y en sus Facebook no hay ninguna fotos de personas mutiladas y demas imagenes fuertes. Es mas hay fotos de amigos , familia y algo de Siria pero nada de muertes. Yo creo que este Japones lo que hace no esta mal pero tampoco esta bien ya que ir para subir fotos de personas muertas y mutiladas, realmente me parece patetico de su parte. Comparto que tiene un desequilibrio emocional.

  5. Carlos Says:

    ¡Que difícil se me hace pensar en desequilibrios emocionales en una guerra! Me pregunto quién es el más desquilibrado aquí, ¿el mundo que mira para otro lado?, ¿el sátrapa genocida que masacra a su propio pueblo?, ¿los reporteros que se juegan la vida por algo que está mucho más allá de sus sueldos miserables?… Todos estamos desequilibrados emocionalmente cuando permitimos que estas matanzas sucedan. Las fotos, sean más o menos estéticas, más o menos hirientes para nuestra sensibilidad encallecida, son lo de menos.

  6. johncarlix Says:

    me gusta lo que hace este tipo, no me parece mal, él tenía una ilusón y la ha hecho realidad, el mundo del fotoperiodismo es un círculo muy cerrado, y encima en España ni te pagan por ello, las fotos que hace son muy diferentes de las de cualquier otro fotógrafo. Por cierto, a mí sí me admitió en el facebook. saludos

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